¿Qué pasará con la vivienda en alquiler si sube el SMI? Subirá, más si cabe. Si, como todo parece apuntar, el Congreso de los Diputados aprueba el aumento del Salario Mínimo Interprofesional para los próximos años, hasta situarlo en 950 euros mensuales en 2020, las consecuencias podrían no tardar en notarse, sobre todo en el mercado del alquiler.
El alquiler de vivienda, principalmente en las grandes capitales españolas, sufre presiones provocadas por una alta demanda y una oferta que se reduce y se resiste a crecer. Esta tensión ha desembocado en un rally alcista de los precios en Barcelona, donde se han incrementado un 18,5% en el último año, y en Madrid con una subida del 14,6%, que ha encendido las alarmas en varios estamentos.
Además, esta subida se ha centrado especialmente en el tramo más bajo de precios, ya que la oferta de alquileres baratos en ambas ciudades ha pasado de ser poca a prácticamente inexistente: sólo el 1,5% de los pisos de Barcelona y el 4% en Madrid tienen un precio inferior a los 500 euros mensuales.
En un análisis simplista podríamos deducir que si subimos los salarios de quienes menos cobran podría aumentar la accesibilidad a la vivienda de estos colectivos. Pero la experiencia nos adelanta que eso no será así. Cuando en 2008 el Estado ofreció ayudas a la emancipación de 210 euros mensuales lo único que se consiguió fue que aumentara el precio del parque de viviendas al que podían acceder los jóvenes. El dinero fue directo al bolsillo de los caseros y no mejoró la accesibilidad a la vivienda.
Con la subida del SMI podríamos estar ante un caso parecido. Quienes menos cobran tendrían más dinero disponible pero esto no supondría una reducción de la demanda -y podría ocurrir justamente los contrario, que aumente la demanda animada por el aumento del SMI- ni supondría un aumento en la oferta, que de hecho está reduciéndose paulatinamente. Solo induciría a un aumento extra de la tensión sobre los precios, que conllevaría una aceleración en el incremento de los mismos.
A pesar de que los tramos más afectados por los incrementos serían los más bajos, es previsible que, como parte de un efecto cascada, la presión inflacionista ‘extra’ acabe por salpicar a todo el mercado del alquiler, con el perjuicio añadido que supone para aquellos cuyos salarios no guarden relación con el SMI, a quienes la medida aprobada no incrementará el poder adquisitivo.
La única opción que puede ayudar en el medio plazo para evitar la aceleración de los precios del alquiler pasa por el fomento de medidas que aumenten significativamente el parque de viviendas en el mercado, sobre todo en aquellas zonas en las que la descompensación entre oferta y demanda es más patente.
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